https://youtu.be/41sE9mQDM0M
Punto de referencia a los conventos del s. XVI en territorio mexicano, aporte visual de conjunto, preferentemente de las órdenes mendicantes primeras en territorio mexicano: franciscanos, agustinos y dominicos.
Convento agustino Actopan, Hgo.
Actopan, Hgo.
INTRODUCCIÓN
La conquista de la Nueva España abarcó, paralelamente, las acciones político-militares y la acción evangelizadora. Por ello se enviaron a las tierras recién sometidas doce frailes franciscanos, los cuales llegarían a fungir, junto con los sucedáneos, como propagadores de la religión cristiana y promotores de los elementos primordiales de la cultura castellana.
Recién consumada la conquista de la capital azteca, los primeros misioneros siguieron de cerca a los conquistadores para cristianizar cada población sometida. En cada uno de estos pueblos destruyeron el teocalli principal y, en su lugar, y con las piedras de aquél, levantaron un templo.
Pero también era necesaria una organización estratégica, que diera una infraestructura desde la cual posibilitar materialmente la empresa de indoctrinación e incorporación a la nueva propuesta de sociedad colonial, y el convento -no aislado- sino en una línea bien planeada junto con templos de visita y otros conventos, ofrecía a las órdenes establecidas en estos territorios contar con una columna vertebral desde la cual expandir su ámbito de influencia, no solamente religiosa, sino también política y económica.
Las novedosas edificaciones funcionaban como fortalezas, centros de evangelización y lugares de reunión, además de imponentes emblemas del poder colonizador. Tanto para los soldados de Cortés como para los catequizadores, los conventos constituyeron enclaves para organizar los territorios recién conquistados y difundir la nueva fe, en un espacio arquitectónico que permitía la evangelización de muchos pobladores en un corto periodo.
Así, los conventos ejercieron gran influencia urbanística en los cientos de poblados que se colonizaron más adelante en el resto de la Nueva España, y sirvieron para prolongar la tarea de conquista militar y religiosa a las regiones más apartadas del continente.
Así pues, los primeros agentes eclesiásticos en México fueron las órdenes mendicantes: los franciscanos llegaron en 1523, los dominicos en 1526, y los agustinos en 1533, quienes formaron, respectivamente, las provincias del Santo Evangelio (1524), Santiago (1532) y Santísimo Nombre de Jesús (1543).
A continuación se presentan varios ejemplos visuales de estos conventos en territorio mexicano.